Lluis Paloma, Entrevista


Entrevista a Lluis PalomaLluis Paloma es el nuevo artista que se sienta a charlar con nosotros, tras lanzar su nuevo disco, descubrimos mucho más en la entrevista. 


Tras lanzar Els somnis del futur s’escriuran amb hacer!, el 2020 se puede sentir como algo muy especial, ahora charlamos con el artista sobre este disco, todo lo que está por llegar y mucho más. 


-Acabas de sacar un disco ¿Cómo ha sido esta experiencia?
Lo de “Els somnis del futur s’escriuran amb hacer!” (“¡Los sueños del futuro se escribirán con acero!”, 2020) casi no fue ni experiencia, y a la vez han sido muchos años trabajando en este disco... sin saberlo. Eran bases que iba apartando de otros proyectos, grabándolas, regrabándolas, juntando varias tomas, metiendo “overdubs” a mogollón… hasta que a fines de febrero de este año se me ocurrió probar a ponerlas en una secuencia y dar algún último toque… y me di cuenta de que tenía disco terminado.

-¿Qué buscabas en este disco?
En el fondo, sólo buscaba si tenía disco. Incluso la portada llevaba terminada en mi disco duro desde 2003, y al buscar si tenía una portada hecha me encontré con ella, título y todo. Otra cosa es hablar de las canciones: cuando las grabé inicialmente, les faltaba algo a nivel de sonido, con lo que mi búsqueda fue cómo lograr que funcionasen… y ahora funcionan. Además, hay algo de búsqueda de nuevos horizontes, por ahora en los arreglos.

-¿Qué destacarías del disco?
La extrema complejidad del trabajo en estudio. Y los “singles”: “Why do Pools Fall in Love?” le saca partido a percusiones latinas y a un “crash” de sampler que comprimí violentamente, a la vez que “Dolce Vina (or Something Like That)” es pura blaxploitation de principios de los 1970 (con un título sacado de una reseña sobre “North Star” de Philip Glass, me gustó que el crítico no tuviese ni idea de solfeo a la italiana). Y, como favoritas, también os destacaría “¡Ay, Qué Bien, Estoy Mal!”, cuya auténtica solución vino con su secuencia de arpas, y “This Army Of Mine”, que empezó su vida como composición para cobla, para un concurso que perdí, y entonces decidí rearreglarla para mi estudio (mucho mejor así), y que incluye una sección basada en los once acordes de la música imperial japonesa (“gagaku”) que usé para liarla parda (el Shō es, simplemente, EL instrumento, casi como si se tocase un Farfisa Mini Compact pero en instrumento de viento, y mágico).

-¿Cómo ha sido el feedback de la gente?
Se pusieron todos a aullar en varios tonos a todo volumen cuando me acercaba con mi guitarra eléctrica… De momento es necesariamente limitado, pero sí muy bueno. Confieso que tenía cierto miedo a decepcionar, pero no está siendo así en absoluto, me lo están recibiendo muy bien mis compañeros de El Mamut Traçut y la gente que ya me venía siguiendo. Si acaso, ahora toca el paso siguiente, el más difícil: romper el muro. Sé que estoy haciendo lo correcto, trabajo tanto con El Mamut Traçut (via Hidden Track) como con La Música Amanseix Les Feres, y gracias a ellos tengo algo de difusión. Y también he hecho una pequeña edición en CD, embajadora de mi álbum donde pueda llegar. En todo caso, recordad que en Cataluña seguimos teniendo las industrias culturales de cuando Jordi Pujol, y es un desastre porque en los despachos está precisamente la gente menos preparada, la que sólo piensa en la fiesta mayor, y si les vas con lo que ahora se necesita, ni te entienden, y no sales por los grandes medios, con lo que te conocen en tu casa. Creo que en Madrid pasa lo mismo, tenéis una escena independiente genial, pero luego lo que sale por TV son sólo los artistas del régimen, aquello tan apagado.

-¿Cómo recuerdas el trabajo a la hora de componer las canciones?
Componer fue lo más fácil. Cuando empecé con mi primer disco (el “Corrupció Automobilística a Liechtenstein” de 2004) y me pasé diez años en “development hell” para terminarlo y que fuese mi obra maestra, fue tal el esfuerzo que ya cogí carrerilla y desde entonces sólo dos discos me han costado igual, el “1964” (me resultó muy difícil encontrar como reproducir en él el muro de sonido de Phil Spector, aunque al conseguirlo se convirtió en mi truco favorito) y este “Somnis”, en el que siempre confié en sus canciones, pero en el que la solución vino al cambiar mi viejo sinte Yamaha mm6 (muy limitado) por un Yamaha MODX6 (simplemente increíble), y añadir tres canciones sobre ritmos latinos y otra muy setentera. Como os digo, normalmente componer me resulta muy fácil, y álbumes como “Biedroneczki estan en punts”  (con “Two Shoes in Shoreview” a bordo) o “The Random Rain Intrigue” (con “The First Alum to Feature Plancton”) me han llevado tan solo una semana.

-A la hora de hablar sobre el estudio ¿Cómo ha sido toda esa experiencia?
Durante mucho tiempo, admito que fue fustrante: es uno de esos proyectos “difíciles” que parecen caer rápidamente en “development hell”. De manera que lo grande fue descubrir que esas canciones eran realmente un proyecto, y que funcionaban muy bien juntas. Sobre el porqué tanto insistir, pues es algo que aprendí con mi álbum “1964” de hace cinco años: grabando, regrabando, añadiendo “overdubs”, experimentando técnicamente, probando a cambiar cosas, buscando enfoques nuevos… siempre habrá un momento en el que todo hará “clic”. La ventaja, con este “Somnis”, es que el sonido es mucho más limpio, y mucho más accesible. Los que lo han escuchado están muy contentos con él precisamente por esto. En todo caso, el estudio es mi hábitat natural (literalmente vivo en él).

-¿Existe alguna canción que evolucionase más tras entrar al estudio?
Os citaré una secuencia de tres canciones: “When I Run Out of Money I Go for Shoes”, “Platanito Frying Time” y “I'm A Woman In My Way”. Resulta que hace catorce años, tras comprobar que mi mejor disco (el “Corrupció”) era rechazado por todas las discográficas que pude contactar y me lo tenía que guardar en un cajón (irónicamente, a causa de que me lo había currado a tope para garantizar su publicación), lo que siguió fue, en agosto de 2006, un álbum de canciones mediocres grabadas deprisa y corriendo para dar a esas discográficas lo que evidentemente pedían. Cuando mis amigos me dijeron que “eso” no chutaba, aborté el proyecto, no iba a pasar vergüenza por ello. El caso es que tres de esas canciones aparecieron muy mejoradas en el “Feina 2.0 (una evolució)” de 2010 (que casi tengo regrabado del todo y pendiente de salir con El Mamut Traçut, con un sonido muy mejorado y dos canciones sustituidas). Y eso hizo que con los años haya ido sacando versiones muy mejoradas de todas esas canciones. Tres de ellas son estos tres títulos, y fueron las más difíciles. El resultado justifica todo el trabajo, y casi ya tengo terminadas las versiones buenas de ese material originariamente tan malo. O sea, un reto de prestigio para mí como productor.

-¿Cómo esperas que sea el futuro?
Ahora me vestiré de adivino y miraré mi bola de cristal… Bueno, no espero que sea fácil, pero me veo con fuerzas para seguir. Por lo menos mi entorno de la escena independiente catalana me confirma que estoy en el camino correcto, con un buen “track record” en cuanto a álbumes. Els Visitants, mi grupo de directo, son un “dream team” con el que siempre puedo contar. Y también mi estudio está en un estado de perfección, con los compresores en “rack” y todo. De manera que todo está en su sitio. Lo que me lo sigue complicando todo es que las industrias culturales catalanas siguen cerrándome el paso, tanto porque he cometido la temeridad de pensar que la música catalana puede ser exportable y para eso se necesita calidad, como porque desde Barcelona se ve a una ciudad tan cercana como Terrassa como una pequeña ciudad de provincias: el maldito centralismo. De manera que poca gente me conoce, pero los que me conocen me tienen por alguien que importa: puedo pasear por Barcelona y que no me conozca nadie, pero de repente entrar en Ultra-Local Records, la tienda del Poblenou, y pasar a ser una estrella. Lo que es genial si pensáis que, a base de ser llenada por las discográficas grandes con lo que no quieren, la escena catalana independiente rebosa de talento, de hecho ser rechazado por las grandes discográficas catalanas es sinónimo de que eres lo más. Mucha de esa gente nos hemos terminado encontrando en El Mamut Traçut, un sello DIY pero con más potencial que una central eléctrica. Y no renunciamos a conseguirlo. De manera que mi futuro es de lucha, pero la moral es altísima. (Seguid a Liannallull, Les Atxes, Daniel Sàez, The Missing Leech, Espígol, El Sistema Suëc… y de fuera del sello, Ran Ran Ran son genios, especialmente por “Ran de mar” -Bankrobber, 2018-.)

-¿En que redes podemos seguirte?
Os hago una listita:
https://lluispalomapatinet.bandcamp.com/
https://www.facebook.com/Visitants/ (mi grupo, Els Visitants)
http://lluispaloma.blogspot.com/ (mi blog personal, mayoritariamente en catalán)

-Gracias 
Gracias a vosotros. Terminaré complementando vuestra pregunta sobre el futuro con mi presente, porque de ahí se alimentará mi futuro musical inmediato.
He dedicado buena parte de 2019 y 2020 a corregir los errores de mi discografía: el “Feina 2.0 (una evolució)” se notaba doméstico y con rellenos, el “Himnes” (ahora “Hymns”) tenía voces con una pésima pronunciación del inglés (fatal para un disco pensado para su difusión específicamente en EEUU), y el “Santuari” había sido publicado y después retirado porque algunas melodías sonaban mal grabadas e imperfectas. “Himnes” está publicado y definitivo (a costa de que no todas las voces suenen igual, pero por lo menos se entiende), “Santuari” también está publicado y funciona, y “Feina 2.0” (nombre definitivo) ya sólo necesita ver regrabada una voz solista con nueva letra para ser un disco perfecto (Sólo “Automatic Day” y “Amsterdam” siguen exactamente como en 2010).
A la vez, durante el confinamiento he terminado un total de seis discos (la mayoría ya estaban empezados), aprovechando esa magnífica calma proporcionada por, reconozcámoslo, algo tan grave como el bicho. “Chicago” es un homenaje al Roland D-50 a través de su moderna reencarnación modular como Roland D-05 (“Darkness in Houston “ es toda D-05, y “Highway at Midnight” es una de mis épicas más potentes).  “Silesia” es un experimento semiclásico muy bonito pero que en el fondo admite algún retoque porque quiero que tenga “single”. “Boomsday!” consiste en coger mi “Requiem” abortado, quitarle los fragmentos que no funcionaban y convertirlo en un disco instrumental de estudio, mucho mejor que la obra original. “Charleston Valentine Stone” me tiene dudando sobre si retocarle algo, pero esencialmente está ahí y es publicable (y contiene mis dos primeros temas en castellano, con vistas a su uso al otro lado del Atlántico).
Y la bomba es “Estratègies al paradís”, un disco casi íntegramente basado en ritmos latinos y que rompe claramente con lo hecho hasta el momento: de hecho, contiene un tema, “CBGB”, que si yo hubiese estado en una gran discográfica, realmente me imagino a millones de personas bailándolo, comercial, masivo y a la vez con mi personalidad a raudales (todo el disco es una primera respuesta a la pregunta que me hice sobre qué pasaría si cogiese esos ritmos que las grandes multinacionales nos presentan gélidos y los envolviese con sonidos cálidos y armonías sofisticadas, y el resultado es seductor).
De manera que mi futuro inmediato ya está casi todo grabado, y ahora me planteo componer para instrumentos clásicos (y buscar pequeñas formaciones que quieran tocar esas composiciones), y también volver a escribir (tengo un libro a medio, y querría terminar por lo menos su contenido esencial antes de final de año) y fotografiar (en 2019 terminé dos libros de fotografía aún inéditos, y me gustaría hacer por lo menos un tercero). ¿Discos? Me falta terminar dos proyectos, “Irving Park in the Dark” (que terminaré pronto como disco instrumental) y “1980” (doble disco que sé que requerirá ser terminado con lo más difícil: voces).
Y recordad que las cosas más difíciles de determinar al poner un LP a sonar en los años 1970 eran si un disco de Brian Eno iba a la velocidad correcta y si un disco de Philip Glass estaba rayado.

#Fotografía de uso promocional.


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