Un sábado para recordar para Turmalina, este show tan especial, llegaba con las canciones de El golpe que nos queda, pero con sus 70 minutos de concierto, vivimos una nueva experiencia de música en estado puro; empezaron con fuerza con Victoria, una canción en la que las guitarras, el bajo y la batería daban todo lo necesario para que el clímax vocal fuese completo; se sumaban estos factores al resto de temas, junto a unos teclados y la sensación de que iban a por todas sabiendo que eran 70 minutos de pura elegancia. Las dudas y Todo o nada eran los siguientes temas que se sumaban al repertorio aportando lo necesario para que la sala (llena) se metiera en ese bucle que estaban creando que iba en ascenso, pero no solo en lo musical, estaban cada vez más cómodos, se notaba la complicidad en el escenario y como el cuarteto (con programaciones puntuales) demostraba lo que es su directo más actual. El directo seguía con Leteo, Ser mejor y con Glaciares que marcaban el momento entre el anterior disco y este nuevo EP de su disco.
En la segunda parte, no podían faltar canciones como Catarsis, Santos, El golpe que nos quede, Budirán o el final con Club Social y con El humo y el después; canciones que no puede faltar, que deben estar en su actual directo en el que se nota la potencia y el saber hacer que tiene una banda que sigue creciendo, marcando tendencia y marcando un camino en el que se notan sus influencias, horas en el local y las formas de trabajo que les hará crecer ante el futuro de esta escena que necesita bandas como esta, un lujo poder tenerles en el Café la Palma de Madrid defendiendo canciones.
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